Así se sintieron los once jugadores del Estrella Roja, colista de la Juvenil Preferente de Gran Canaria, en el partido del pasado viernes ante el líder, la U. D. Las Palmas B. Con un bagaje de tan sólo cuatro puntos en veintiséis partidos, desde hace muchas semanas los componentes del club satauteño están completando una temporada de mero trámite sin esperanzas de reflotar una nave que va a la deriva.
La temporada del Juvenil Estrella Roja comenzó ya algo torcida, nunca han tenido más de dieciséis fichas y afrontar así una categoría como la Juvenil Preferente era una labor muy complicada. Si a ello le unimos la poca dedicación del club a la plantilla, nos encontramos con el resultado de este último partido.
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El desangelado banquillo del Estrella Roja |
El representativo del municipio de Santa Brígida se presentó con tan sólo once jugadores y sin nadie que los dirigiera desde el banquillo. La persona que suele dirigir el equipo decidió no sentarse porque no tenía la licencia pertinente, aunque tanto el árbitro como el equipo rival permitían que estuviera en el banquillo.
Apenas 30 espectadores en la grada recibían a los jugadores de uno y otro equipo y desde el primer instante el partido era del filial amarillo. Los goles llegaban uno detrás de otro, los jugadores del Estrella Roja se veían arrollados y cuando miraban al banquillo no veían a nadie. Era como un equipo de amigos que iba a jugar una pachanga y que además salían al terreno de juego conocedores de que iban a ser goleados.
Al descanso llegaban con un contundente 9 – 0 en contra y todos presagiaban que no saldrían a jugar la segunda mitad. Dos jugadores “se tiraron del barco” pero el resto siguió defendiendo su escudo, un escudo que representa a un club que los abandonó en el peor momento. Ni el árbitro se creía que iban a seguir jugando, que fue al vestuario a preguntarles qué pensaban hacer. Los nueve futbolistas restantes tiraron de casta y saltaron al terreno de juego, eso sí, lo hicieron algo mermados.
Tres jugadores estaban tocados y apenas duraron diez minutos en el campo, por lo que el partido se suspendió cuando el marcador reflejaba un contundente 13 – 0.
Los técnicos de la U. D. Las Palmas no salían de su asombro de lo vivido esa noche y no dejaron de consolar a los jugadores del Estrella Roja que aguantaron el chaparrón sin el más mínimo apoyo por parte de su club.
Este artículo se ha realizado en base a una carta anónima que llegó a este blog y que concluye con la siguiente reflexión “Las únicas palabras de ánimo llegaban de los amarillos, que incluso resultan de más apoyo que los encargados de un club que abandona a sus pocos jugadores implicados, que continúan jugando por evitar una sanción económica y sobre todo, la retirada durante dos años de esta categoría, lo que rompería por completo la cadena del filial de la Estrella Roja - Villa de Santa Brígida, detalle que sólo lo contemplan los pocos que siguen decidiendo jugar para este equipo. Un club que se sigue quejando de la escasez de jugadores pero que no toma cartas en el asunto, teniendo a un entrenador que logra que ni los cadetes quieran asistir a ayudar a los juveniles. Es normal que el equipo no vea ni un ápice de luz en lo que resta de temporada y que hace dudar sobre la continuidad en los pocos partidos que quedan”.
Lo que se cuenta en el artículo queda corto respecto a la sensación en directo. Tanto los seguidores de uno como del otro equipo sintieron la impotencia de los jugadores en el campo, el comportamiento de algunos jugadores del estrella y del cuerpo técnico de Las Palmas para quitarse el sombrero.
ResponderEliminarEscribir un artículo en base a una carta anónima, que dice falsedades, no me parece bien como forma de periodismo.
ResponderEliminarQue se hubiese identificado para empezar el que envió la carta
Las fotos serán anónimas también.
ResponderEliminarAcción y reacción. Hablen ahora en base a lo visto al longueras, si no llega a ser por esto vuelven a acabar el partido 9. Saludos
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